Doce meses que partieron
galopantes, unos tras otros
por orden se sucedieron
en presencia de nosotros.
Se fueron como una flecha
el tiempo los disparó,
todos iban, abriendo brecha
ninguno de ellos paró.
Como si viajase en coche
o sentado en sillón de mimbre,
al llegar la medianoche
se fue, el treinta y uno de diciembre.
Con abrazotes fraternos
recibimos a este enero,
venga, con dones maternos
esculpiendo lo que quiero.
Gloriosas serán las puertas
florecientes perlas de oro,
manténlas, fresco año, abiertas
para el mundo será un tesoro.
Eso es, lo que añoro
lo más bueno, para el humano,
que no exista, ningún lloro
al extendernos su mano.
Con los brazos extendidos
luchémosle con esmero,
otorgando, pirotécnicos saludos
más parabienes, en el Año Nuevo venidero.
José Rafael Orozco Torres -Costa Rica-
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