En la partitura del amor,
en la magistral idea de la vida,
cual genial idea de un sueño enternecido,
escuchar se antojan, las notas más finas y suaves de la lira,
o los suaves ritmos de un tambor estremecido.
Bajo la luz de luna, las arenas y los vientos,
suenan las maracas, los güiros y las cuerdas,
y al sonar de los pianos y las flautas,
logran sonrojarse las arenas de un desierto.
Y al despertar los murmullos de los vientos,
cual sonidos de los güiros en concierto,
la partitura magistral del amor y de la vida,
interpretada por amantes, los amores,
logran con la suavidad de un manto,
suavizar las arenas del desierto.
Los intérpretes, amantes de la vida,
se llenan de alegría y luz de luna,
llevan en concierto un canto a la vida,
sonatas de amores, amantes sin bruma.
Suenen los violines, suenen las trompetas,
suenen los flautines en la gran orquesta,
lleven los amantes amor a la fiesta,
vibren con la vida, ¡vibren con la fiesta!
Hortencia Aguilar Herrera -México-
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