El mar te besa con caricia ufana
y el sol te dora primorosamente,
¡oh habanera gentil y sonriente
y coqueta como una cortesana!
Bajo el palio de luz de la mañana
al encender sus oros por oriente,
tú surges de esa luz resplandeciente
como Friné, desnuda y soberana.
Por acervo feliz quiso mi suerte,
en la ardiente pasión que me provoca,
volver a ti los ojos para verte.
Quedando prisioneros mis antojos,
en la miel rebosante de tu boca
y el fulgor azabache de tus ojos.
Juan Daniel Byrne -Cuba-
Publicado en la revista Pensamiento
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