martes, 27 de diciembre de 2016

I / II / III


I

A Mari Carmen López Frías

Hablo de la superficie de un estanque:
espejo en la infancia, pupitre y libro
donde aprendí las primeras lecciones
sobre el átomo de la lucidez
y la gramática de la tiniebla tenebrosa.
Hablo de la revelación
de la fotosíntesis de las palabras,
de la eclosión del día,
de la algarabía de los primeros rayos solares.

II

Hablo de una biblioteca de luz incunable:
cocuyos y luciérnagas,
minúsculos cuerpos que deletrearon
en el parpadeo intermitente de la casa materna
el abecedario de la luz, la crónica del incendio
y los avatares de la ceniza.
Hablo de mi profesor de sílabas de luz
y metáforas de fuego.

III

La noche oculta otra sed
y otra carne en la penumbra.
Descubro naufragios en la piel
y abismos en la sombra.

Del libro “Abecedario del agua” de ÁLVARO QUINTERO MEJÍA -Colombia-
Publicado en Luz Cultural

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