Me levanté y mi sombra gritó.
Me levanté como un heraldo
en la frontera de la muerte y de la desesperanza,
y mi sombra distraída, inestable
me ha jalado hasta el huevo de mi soledad.
En mi interior algo se extinguía,
dejaba mi existencia,
algo se desprendió y desaparecía para siempre.
Grité,
grité en una soledad inmensa.
Un pájaro
se posó sobre mi cráneo firmemente
y picoteaba hambriento las texturas de mi cerebro
y sacaba el hilo dorado de mi sueños azules.
Grité,
grité en las alturas de la desesperanza,
después
miré tu silueta como si fuera un pájaro
sobre mi cráneo
y tú te pusiste contenta.
Reíste,
moviste tu pico rojo y glorioso
y colgado sobre tu cuello
se encontraba el hilo dorado de mis sueños azules
y te fuiste volando.
Edward Haghverdian -Armenia- (Traducción de Mohsen Emadi, Vahe Armen y Arturo Loera)
Publicado en Periódico de poesía 92
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