Aparente siembra de futuro
cuando todo duerme
en cavernas adormecidas
donde en su regazo
aguardan sueños de primavera.
Traslucido el viento gira cortante
tras la esencia de vida
que reposa quieto en la tierra.
Pinceladas de amarillo
en un intento de rebrote
ante un grano de girasol
que ya germina...
Locura de amor aguarda acallada
por un invierno frío anhelante
por despojarse de su vestimenta
de poca ropa y mucha piel y carne.
Mientras la flor de pascua
luce su vestido escarlata.
Y en este invierno
hago intentos de vuelo
en una remembranza al pasado,
al recuerdo, vuelo alto sin miedo;
más cuando al futuro viajar quiero
todo son impedimentos,
como niebla insondable
se cuartean los días con el frío
como la piel de las manos
en un misterio de invierno
al que no llego...
Todo late al abrigo del invierno
en ese su ciclo de hielo.
Música de luna y estrellas
cabalgan en el universo
sostenida por médula inmaterial
en un ritmo cardíaco apenas perceptible,
su adrenalina encapsulada en el paro del tiempo
aguardando en penumbra a que pase el invierno.
Hogares de puertas cerradas,
ventanas de cristales muertos,
ebria la noche bajo brida y llave
del invierno como collera nos mantiene dentro.
El tiempo...
Vertebrado y dividido en estaciones
bajo un vértice donde acaba
el frío y comienza el nacimiento
de una hoja, pétalos, una flor...
Se erosiona el frío y el adormecer
del invierno.
Lluvia erótica de primavera con erratas, tal vez,
pero avivando el sentir del fuego.
Llegó la Navidad...
Lola Wizner
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