diré que a veces estamos en la tierra
como un poema
leído a contramano.
como la madera que abre los ojos
y no reconoce
el ocre de la tarde.
sentimos el dolor
sobre los huesos de la mañana
y sabemos
que no puede el cisne con su canto
desmantelar
los guijarros clavados en el cuerpo.
ilegibles tajos
colgados
de una arteria seca.
Del libro "El hilo que sostiene" de
Susana Zazzetti -Argentina-
Pulicado en el blog elescribidor
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