Nuestros cuerpos desnudos se encontraron
y con la devoción desmedida de los amantes
rompimos las cadenas de nuestras pasiones retrasadas
casi olvidadas por el tiempo;
deslizamos centímetro a centímetro
nuestros labios en la piel
y con cantos de susurros misteriosos,
erupción de cristales diamantinos
esperados por las lunas viajeras
sacamos de los profundos mares
nuestra arcilla, moldeamos con manos y besos
labios de sangre enamorada
pezones erguidos como columnas troyanas
que solo se derrumbaron en el silencio nocturno
de nuestros quejidos, de explosiones musculares
llenando las sabanas de éxtasis del caos
al unísono del clímax, en un mismo corazón…
que se apagaron, poco a poco
en los ecos de los últimos luceros
diciendo: Te amo… amo… mo… o
Álvaro Álvarez Rojas (aprendiz de poeta) -Colombia-
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