A nuestro presidente, Don Claudio, y al nuevo
La democracia española en el exilio.
Como al umbral de la capilla oscura
una reja detiene la mirada
y la dispersa luego, confinada
en los fraudes que finge la negrura
confundiendo volumen y figura
de la estatua yacente allí olvidada,
cuando mi mano se detenga helada
un anaquel será mi sepultura.
Será delgada losa la cubierta
y el tejuelo epitafio más piadoso
y menor la esperanza de otra vida,
y en el silencio la palabra muerta
gozará del olvido y el reposo
en figura y volumen confundida.
Guillermo Carnero. “Catedral de Ávila” (Divisibilidad indefinida)
Publicado en Ágora un día es un día
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