Un caracol que sueña, mi tristeza,
desordenando vientos en el día;
con lluvia y alma, mi melancolía,
le pone nombre y faz a la belleza.
Tu voz, ola entre espumas, llora y reza.
En hilos de agua, llega la poesía,
mana la fuente de esta luz tardía.
Pinta-labios, la flor de la certeza:
que la rama, mi lengua en tu garganta,
que preso es este amor que no se aguanta
con el mudo silencio de mi boca;
que, viejo y duro, el mundo de la roca,
echó raíz y dedos en la planta
y, ¡la vida, con agua se disloca!
Antonio Ramos Olmo -ESPAÑA-
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