lunes, 31 de marzo de 2014

LA FUERZA DEL DESTINO


Tantas veces me he vestido
con los sagrados ropajes del creyente.
Tantas veces me he arrodillado
para orar ante los ídolos
de las fútiles certezas.
Tanta veces he llorado mi desilusión
sin arredrarme,
afirmando que también lloran los sauces.
Tantas veces he negado
la controvertida verdad del tiempo,
para seguir creyendo que el amor
es esa incontrovertible acertijo,
que solo comprende el corazón.

Tantas veces he buscado aterido
la calidez de tus ojos
en la mirada pálida de la luna,
tantas veces he sentido tus caricias
cuando eran de sol tus manos,
y yo un girasol entristecido.
Tantas veces te he sentido lluvia
cuando mi piel era trigal sediento,
rocío henchido en mis labios,
cuando eran claveles moribundos
en la áspera arena de un silencio.

Tantas veces he creído
que lo soñado nunca fue vivido,
que mi corazón es prisionero
de un cerebro siempre aguerrido.
Tantas veces he adjurado
de la voz radical de los sentidos,
que ahora que ya no hay ocasos
sin pecados concebidos,
y el alba llega mas despacio,
es este momento de la tragedia,
cuando siento que por perdedor
recalcitrante,
tengo merecido aplauso
y un destino bien cumplido..

Dame el aroma de una rosa
y las notas del viejo piano
en un rincón olvidado,
tráeme otra vez la luz de tus ojos
en marco repujado,
la sonoridad de tu risa
jugando al escondite
entre los pesados cortinajes,
que mi lamento por siempre será tuyo
mientras mi corazón lo escribe
en el teclado de este piano,
y del tiempo ya solo queda
la sórdida danza de un espantajo.

José M. Huete García

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