sábado, 3 de agosto de 2013

EPÍLOGO (II)

II

        Si la  poesía y la narrativa respondieran a parámetros equivalentes, yo propondría este subtítulo para las OC de Rolando: novela de iniciación.
          Es que, precisamente, y en tanto relato, se han puesto en marcha fragmentos de una historia personal, se ha establecido un diálogo con padres, novias, abuela, maestras, se han recorrido los espacios y las modas que cifraron un aprendizaje y una pertenencia adolescente. Pero el tema excluyente es el de las relaciones humanas.
          ¿Cuánto de seducción habrá en esta escritura? Por lo pronto, no la habitual, no la conocida y devaluada; y, desde luego, no parece casual la insistencia de su autor por licuar cualquier mirada complaciente. Dentro de un esquema donde el chiste, la ocurrencia y lo caricaturesco se despliegan con desigual fortuna,  y más allá de los procedimientos que, consciente o inconscientemente,  Revagliatti hubiere incorporado, una sombra deseada sobrevuela sus textos: la del lector estupefacto. (“Un globo ocular estupefacto”, así concluye uno de los poemas.)

III

          Cuando yo medio no existía/  yo era demasiado yo/ para mí solo.
          He aquí uno de los primeros indicios del programa de apertura que Rolando eligió para su obra. Programa  que se fue consolidando a través de una práctica minuciosa y consecuente. Gran difusor de publicaciones propias y ajenas mediante el correo postal en épocas en que no había Internet,  presentó espectáculos teatrales en base a textos poéticos, coordinó ciclos, eventos de poesía, talleres literarios,  y desde el año 2005 tiene un sitio en la web.  A propósito, hay más de 2000 páginas del buscador Google donde recabar información sobre su obra.
          Aquel abundante yo del fragmento arriba citado debía hacerse carne.
          A esta altura, muchos de quienes lo conocen deben tener una sensación similar a la mía: me resulta difícil prescindir del recuerdo de sus recitados cuando comienzo a leer sus textos. El oído, impregnado de las modulaciones de su voz,  parece asociarse con una suerte de deja vù poético;  me sucede incluso con poemas que jamás le escuché. Todo apunta a la vitalidad en la poesía de Rolando.

Epílogo de José Emilio Tallarico para la tercera edición soporte papel del poemario “Obras completas en verso hasta acá” de Rolando Revagliatti.



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