En este justo momento donde la saliva ácida,
de tus palabras que acuchillan, cortan el aire,
doy media vuelta a la vida, giro en mí mismo
y atravieso con la mirada el mundo inerte
que sin girar ya parado, me aparece al frente.
Te dejo con tus gritos, tus pausas, tus quemazones,
peregrino por el mundo salgo, buscando una Polar
que marque un destino certero, cálido, seguro
de piedras calizas que neutralicen aquellas frases
que erosionaron mi cuerpo, mis adentros
como a una montaña a los pies de un desierto.
Pasaron los años, feliz vivo en este paraíso
construido a base de ladrillos rotos y usados
de un corazón que fue esclavo de la vileza.
Hoy encontré la estrella, la constelación,
un universo que he llenado con trabajo,
con granos de arena resultados de mis esfuerzos.
Sólo no olvido la palabra que me dio la clave.
La llave que me abrió las puertas,
la que me cerró todas las tuyas.
Soy feliz en mi paraíso que tú perdiste
recordando aquello que con tanta fuerza dije:
NO.
ALFONSO SABORIDO
Publicado en el blog asidonia.wordpress
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Hace 2 días
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