Existen misterios terrenales que quizás nunca logre la ciencia y los adelantes científicos y tecnológicos llegar a escudriñar y resolver claramente, porque son misterios que están en la base de la vida terrenal y que es difícil llegar al fondo de su esencia por muchos estudios y ensayos que se realicen, la capacidad creadora del hombre es finita, aunque siempre existe un resquicio, un azar vital y unas mentes privilegiadas y con un coeficiente intelectual alto lleguen a descubrir dentro de unos siglos el origen de la vida en la Tierra.
Vemos en las películas de ciencia-ficción y en los libros que tratan el tema como se adelantan al futuro y pronostican hechos y circunstancias que afectarán a la población mundial y que pasado un tiempo se han cumplido, sin ser magos, ni videntes, pero que en su mente han recreado esos “mundos virtuales” que en el futuro se verá si es realidad o ficción.
La mente humana es muy poderosa y las neuronas cerebrales nos inducen a pensar e imaginar “otros mundos etéreos”, otras formas de vida en el Universo y mucha gente cree en fenómenos paranormales influenciados por unos falsos profetas posmodernos, falsos Nostradamus que nos predicen el Fin del Mundo porque así está escrito en las tradiciones de pueblos antiquísimos y remotos (¡)
El ser humano tiene que creer en algo, para aliviar su angustia existencial y crea sus propios dioses y los hace humanos y comienza a elucubrar sobre misterios insondables, que alguien ha creído ver o sentir en su “mente calenturienta” y hace negocio de ello, como que las Vírgenes lloran sangre o que la sangre de algún Santo se licua o que la Virgen se aparece a unos pastores y les dice unas profecías y la gente de la escala social más baja se lo cree con fe ciega y hacen rogativas y procesiones y romerías y procesionan con fervor a ese lugar “santo” en busca de un “milagro celestial” (¡)… Amén …
Juan Montero Lobo “Visnú” -Segovia-
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