Ando buscando la sombra
de mi querida arboleda:
algunos sauces llorones,
los mimbrales, la alameda,
la fila de los cerezos
y el olmar en la vereda.
Yo les hablo quedamente
a pesar que sol aprieta,
ellos porque me conocen
me saludan y respetan
y a veces de puro atentos
parece que me contestan.
Y cuando llegue a mi casa
que tiene cerco de piedras
me ha de esperar el almuerzo
y después... después la siesta.
JORGE CASTAÑEDA
Publicado en el blog jorgecastaneda
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