domingo, 13 de enero de 2013

FRUTO PROHIBIDO


Conozco todos y cada uno
de los rincones de tu pensamiento.
Sé que me vives en el jardín de ensueños
donde árbol frondoso, alargas la sombra
de tus ramas y aún las quiebras, por dar cobijo
a esta alegría tornada amarga con que sueño
tumbada sobre tus raíces. Allí, donde fui a parar
cuando un mal golpe de madurez me arrancó de ti.

Pero también sé del pozo negro, que ocupa el centro,
sé de la diligencia con que me arrojas a él
como si yo fuese un fruto ajeno a tus venas,
una especie de injerto abominable
que el destino inyectó a tus semillas primigenias.
Algo, que nadie debiese contemplar si estupor.

Sé cómo te duelo cuando harta de sombra y negrura
broto de un muñón inesperado en una de tus ramas,
y sé, cómo te reconoces en mi piel.
Cómo te parezco más tuya
que cualquiera de las jugosas carnes de dorada piel
que penden de tus brazos más longevos.

Los frutos prohibidos no contienen maldad,
ellos tan solo suceden a veces, en contra de su voluntad
sobre formas de pensamiento que ni de lejos,
están a la altura del pecado.

Rosario Sánchez
Publicado en el blog lagadeira

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