domingo, 13 de enero de 2013

EL RONQUIDO


Atento frente al lavaplatos, el Javi enfrenta una rumba de platos sucios. Apenas se percata del ronquido tras la cortina, suelta todo y avanza en puntillas al dormitorio. No hay duda. Ella duerme. Entonces, temblándole hasta la punta de sus flacas canillas de nueve años entra y saca las botellas que puede y corre al patio buscando un escondite para la mercancía. Nada es seguro y la desesperación lo empuja a un acto extremo: los envases desaparecen sobre el muro trasero. Como puede vuelve a retomar su labor hasta que de pronto, el ronquido baja de intensidad desapareciendo entre el vaho de encierro y alcohol. Aterrorizado, imagina el intento frustrado de buscar lo que ya no está.
El manotazo que descorre la cortina y el gruñido amenazador que emite la gran sombra tambaleante le hacen saber al Javi que no hay “mamá” que valga. Simplemente, está perdido.


Amanda Espejo -Chile-
Publicado en la revista Con voz propia 52

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