lunes, 14 de enero de 2013

BREVERÍAS


2766
Cuando se rompe el alma hay un invierno
bajo la piel, y sombras dentro y fuera,
y la lluvia en el rostro es gris y fría.

Y nos lo imaginamos tan eterno
como nuestra dorada primavera,
antes de disiparse, parecía.

Olvidamos que gozos y aflicciones
vienen y van, fugaces estaciones.

2767
Sea cada poema que haya escrito
cálido arrullo, mano en la mejilla,
soplo de aire ondulándote el cabello.

Cada uno el arabesco favorito
con que adornas la mente, la semilla
que en ti germina, y en tu fe, mi sello.

2768
Dormir en ti, cuando dormir contigo
ni el tiempo ni el lugar lo facilitan.
Saber que has superado ya al amigo,
y tus entrañas por amor me gritan.

Saber que en ellas tengo mi poblado,
mi hogar, mi alcoba, y me hablas en retozos.
Y que un día, desnudo a tu costado,
se abrazarán tus gozos a mis gozos.

2769
El masoquista que en nosotros vive
se encadena a su propio sufrimiento,
sin querer detenerse en el declive
por el que rueda en pánico y lamento.

Es el fin, se repite, no hay salida;
y experimenta cierta complacencia
dentro de su miseria dolorida,
incapaz de iniciar la resistencia.

No entiende que placeres y pesares
son brisas, nada más, en los pinares.

2770
Duele dejar atrás a la persona
que tanto hemos amado;
pero así es el amor, así es la vida.

Si un castillo en azul se desmorona,
tal vez fuera precariamente alzado,
tal vez no sangrará tanto la herida.

Final de un ciclo no es final de todo.
Es tan sólo un principio de otro modo.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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