LA NEGATIVA

Aquel NO resonó en la Sala de Juntas como un disparo. Luego se hizo el silencio. Y volvió a retumbar la negativa como un eco desgastado. Nadie protestó. Nadie protestaba cuando hablaba el Presidente de la Compañía. La tensión se hizo patente y cada uno la esquivaba como mejor podía. El Director Estratégico se vio obligado a hablar. A fin de cuentas la propuesta fue suya. Lo hizo con voz indecisa, sabiendo que esa pelea la tenía perdida de antemano. El Presidente le cortó tajante. No perdamos más el tiempo –dijo. El Director volvió a su asiento con el desconsuelo del humillado. Sabía que el resto lo observaba, que incluso habría quien se alegrara vislumbrando una oportunidad de promoción en su derrota. Sus esfuerzos se centraron en querer controlar sus emociones y que no le traicionaran. Nadie debía notar su malestar. Menos aún el Presidente. Y tal vez, si no lo hubiese mandado a la mierda, nadie lo hubiera advertido.

ISIDORO IRROCA