a Gino, mi compañero
Tu voz ¿Sabes lo que sucede con tu {voz?
Si tan sólo supieras…
Te pienso y de manera inconfensable,
te espero, con los ojos cerrados
y en silencio.
Es lo que puedo decir.
No insistas, no me obligues, no te lo {permito
en las confesiones verbales me enredo
y lo sabes mejor que nadie
Son mis manos las que hablan
y mi boca quien me acusa.
No me hagas decir más de la cuenta
que verdad y mentira se sostienen
en un hilo tan frágil
como la ingenua voluntad
que me cose la boca.
Piénsame, ahí no tengo reparos
maldita vanidosa me llamas
Pero ¿qué puedo hacer?
Piénsame, desvísteme y hazme el amor
que mi cuerpo libere la emoción
que siento cada vez que oigo tu voz
María Isabel Farrán León -Chile-
Publicado La Biblioteca
Grato es leer a quien dejé de hablar en momentos que se preciaban de ser algo más sublime que un triste atardecer en mi valle... y así en mi zurrón quedaron recuerdos que nunca ha de borrar el tiempo. Precioso tu escrito, como siempre.
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