La luz es vaga en mi corazón de cruces
y los supiros sin esperanza
sólo los escucha mi alma tras el cristal
de la soledad.
El tiempo parece el mar que puede con
cualquier barco.
Desnudé mis deseos avivado por tu voz
de aliento
cuando me hablabas y te hablé
vagabundos en la noche
por cualquier parte.
El mundo olvidé inmensamente como el
cielo.
Yo no sé si será una vez o si será
siempre
este nervio que me aparta de
hipocresías.
Tampoco cuándo ni cómo
si cerca o lejos
yo no sé.
JOSÉ MANUEL HERRERA GARCÍA-Puerto de Santa María-
domingo, 25 de marzo de 2012
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