Podría decirse: la misión está cumplida
o la obra terminada
aquellos que nos dieron la vida
posiblemente se hayan marchado.
O esgrimir fundamentos de tomo y lomo
para justificar tantos años de buen juicio y prudencia.
Pero la verdad: es que bajo la ventana, la hierba ha crecido.
Frente a nuestros ojos, el paisaje aún resiste
esculpido por alguien, como una etérea referencia.
Y decimos entonces:
el mundo ha cambiado para nosotros.
Escogimos esta rara mendicidad de hilvanar palabras,
de elevarnos, como si el suelo
fuese un escorial de aptitudes que no nos interesan.
¿Buena o mala vida? quien sabe...
no se pueden medir las experiencias
creo que es mejor decir, tal vez, o un poco de todo.
Seguro que nos confundieron los esfuerzos,
la resistencia al fracaso
también lo dulce, en la hora precisa
de algún momento adecuado.
Quizás por eso:
se nos hizó más amable la ilusión que la dicha
más perecedero el consejo extraño
que el cercano palabrerío.
Fueron pocas las manos, muchos los extramuros
lo útil, fue a veces inútil, lo sesgado por demás verdadero.
Aún así, como un desorden de cosas imperfectas
tomamos al azar, el camino que nos dejaría en la hondonada
la luz que no sabemos explicar cuando se regresa del ático
la confusión que nos ha de parecer sensata
cuando alguien nos reconoce en la multitud del paisaje.
LUCAS MORÁN BASULTO-Chile-
Revista poética Azahar, nº 133
Hace 7 horas
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