A la madre ausente.
Una flor blanca en mi pecho
puñales pueden clavarme,
su presencia recordarme
que no tengo otro derecho.
Tantas están al acecho
exhibiendo su color,
al sentir este dolor
exponiendo su blancura;
demostrando la más pura
sentida muerte a su amor.
Flor blanca que me condena
al estar siempre observado,
al llevarte a mi costado
pálidas se ven mis penas.
Roja sangre de mis venas
"vergüenzas han de teñir"
el de poder persuadir
al prójimo desacierto;
de que si mi madre a muerto
yo no la dejo morir.
Si el blanco brillar pomposo
para alguien alguna vez
y si ustedes saben que es
lucidos sienten los gozos.
A mí los ojos brillosos
me lastiman con sonrojos,
si corre rabia en mis ojos,
viva la tengo en mi pecho;
yo me arrogo los derechos
y convierto el blanco en rojo.
MIRIAM GARCÍA ECHEVARRÍA-Cuba-
DE FACEBOOK - 6187 - UN POCO MÁS ARRIBA DE LA PICOTA
Hace 9 horas
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