El poder de la imaginación
¡Ah, vino a visitarme a Veracruz una amiga de Zacatecas! Güerota, alta, altiva y brava la güerca. Salimos a comer y nos ganó la noche. En eso pasamos por el malecón y escuchó el ruido del mar. ¿Qué es ese ruido? Me preguntó. ¡El mar! Le dije. Busqué un lugar oscurito y paré el carro, y bajamos abrazados a la playa. Había una densa oscuridad. Se quedó anonadada… no conocía el mar. Al salir de su sorpresa exclamó: ¡Oh, no conocía el Mar Negro! Plop… Me dejé contagiar de su impresión, y como todo estaba muy oscurito, esa noche sentí que me la pasé en el Mar Negro con una negra de fuego.
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado
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