En lo amplio de las versátiles praderas celestes
el césped cosecha neblina hasta legar un claro de luna llena,
la naturaleza festeja su gracia,
y cuanto confina y cuanto disemina,
compañera de mis océanos internos,
amo la claridad con la que asistes
al tripulante en la noche sideral,
árboles y máximas de pie sobre la tierra,
luz que palpa tu luz,
transfiguración de sombras,
el tiempo deposita sus macrobióticas limaduras
encima de tus boulevares intachables como la alegría,
mi canto por tus libres caminos de rocío
¡oh, rocío que moja mis labios!
vamos juntos al claro origen,
a la gravitación alcalina que tus ojos besan,
desnuda y brillante, impetuosa y bruma,
sutil espesura de irisación
rumor que me descubre el viento
y se toca con las yemas,
allí voy yo cada vez que te alcanzo,
eres en mí como el final y el principio
como la sangre relámpago que borra las fronteras.
ALBERTO PÉREZ
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