viernes, 1 de junio de 2018

FLOR DE NADIE


Como flor abatida al viento,
vivió en abandono,
conoció necesidad y
creció sin ningún tiempo,
era de linda figura,
preñada de inexperiencia,
destinada a ser flor de calle,
un fantasma,
mujer de nadie.

Cada noche se vestía
de mentira y lentejuela,
una falda de placeres,
un abrigo de inconciencia
en el bolso sus temores,
sin faltar su cocaína,
que evadía realidad
y aquellos tacones,
imposibles
elevarán su estima.

Al caminar recordaba
historias sobre historias,
ésas que nadie imagina,
su piel se envolvía de
hastío y soledad.

Al mejor postor su noche,
sus manos ya no tiemblan,
pensando en su dieta,
ésa que no alimenta y
aquella mesa vacía
que tenía que llenar,
dos niños en sus camas,
evadiendo realidad
ángeles de arena
que no pudo abortar
hijos del olvido
su única verdad.

Caminando la misma
esquina, sonríe al pasar,
dejando sueños y vida,
nada hay que esperar
los mismos clientes,
manos vacías,
la ilusión ya no existe
solo dolor y frío en
cada roce vendida.

Necios aquellos
que insisten,
estas flores deshojar
con sus bajas pasiones
y su maldito dinero
ese jardín sin
conciencia aumentan
destruyendo su belleza.

Como espiga
abatida al viento,
sin nombre y sin mirar,
cada noche se vestía
de lentejuelas,
hastío y soledad.

Historias sobre historias,
fragmentos sin edad,
fracturada la conciencia,
que a nadie importa ya.

Apura sus primaveras,
el otoño está por llegar,
una flor de nadie,
un anhelo gris,
una historia más.

Diana Portillo -El Salvador-

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