Acá no quiero quedarme
cacareando mi condena.
Cantar, no esconder mi pena,
con el corazón, calmarme
la inquietud, acariciarme
todo el cuerpo con el codo.
Contar que no me acomodo
que me escabullo, que escapo
de escarapela, de trapo,
de cómplices circunstancias
y crueles concomitancias.
¡Cojeré el cabrón recodo!
Jorge García de la Fe
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