¡A DÓNDE TE LLEVÓ TU IGNORANCIA!

La fruta ya existía para degustarla
las gallinas ya ponían huevos, para comerlos,
y con esa cara de no haber roto
nunca un plato, tenías una cartilla
con bastante dinero...

Pero tu ignorancia no te permitía gastarlo...
el sol ya estaba hecho para calentar tu piel,
llenar gratis cada poro de tu cuerpo,
pero en tu guarida no entraba
y tú no salías por no gastar.

El pan de cada día, tú mismo lo hacías
y como un buen panadero que eras
lo horneabas y vendías, -pero no sé en qué pensabas-
que no te lo comías...

Te hablaban de campos fecundos
y grandes cestos de pan y fruta;
pero tú no te los comías: -y partías
un huevo para dos días... solo tenías
un mendrugo de pan duro...

Tú solo eras feliz pasando cada mañana
por el banco a preguntar por tus depósitos
acomulados, y allí dejarlos: pero alguien más vivo
que tú ya ha sabido disfrutarlos.

Dicen que Dios hizo a los hombres iguales y semejantes a él,
¿còmo es, entonces, que ahora formamos este vértice
inmundo del que huyen las miradas?

RAFAEL CHACÓN MARTEL