Volver del sueño con la ciega frente y el alma ajena, como los manzanos que nunca dieron esos frutos sanos, rojos y dulces de mi valle ausente.
Volver de todo lo que fue valiente con la derrota de los seres vanos. nada en el pecho ni en las huecas manos; sólo la pena: dolorosamente.
Regreso inútil –como buen regreso–, ¡sigue de vuelo sin mirar tus alas! nunca has estado mutilado y preso.
Gira la tierra con sus horas malas pero no vuelve lo que se ha perdido. Breve es el tiempo para tanto olvido.
Irma Cuña
Publicado en la revista LaMásMédula
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