viernes, 2 de diciembre de 2016

NUNCA SABRÁS


(para ti)

Nunca sabrás
que la soledad te cercena los ojos
rodeándote de concubinos grises.

(Hay tiempos de poniente,
y tiempos de calmas enfurecidas
en el silencio de las rocas)

Han vuelto las calaveras
a desbordar las cuencas vacías
con los gusanos del invierno.

(Los ecos del ocaso
no saben de caracolas antiguas
ni de paisajes futuros)

La voz,
que siempre creyó en la lluvia,
se ha quedado estéril.

(No hay mansedumbre
para el frío:
solo silencios)

Me sobrevivirá la noche
con su luna de manos calladas;
me redimirá el triste amanecer
de lo imprevisto...

Luis Enrique Prieto
Publicado en la revista Arena y cal 243

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