domingo, 4 de diciembre de 2016

MAYO


El tiempo no se había quedado.
En su lugar una fruta,
dorada, pulposa,
poníamos un dedo allí y el jugo comenzaba
a salpicar los meridianos, las camisas.
Una pelota el tiempo.
A manos lo lanzamos cantando
sobre el muro (evitamos que rozara
la boca del santito
halagado).
La pelota entró por la ventanilla al colectivo
donde estabas/
vos/
suspendiendo la ley de gravedad
como fusiles que tiran
de arrobo-
El colectivo llegó al cielo y no hubo
ni heridos
ni muertos
esa
vez
Te miraba.
La pelota recobró
una memoria secreta.
No fue el tiempo
el que lastimó sino el otro,
ese prójimo (tan próximo estaba
que lo sentimos entero).
No hablamos
no hablaste
no hablaron.
El pasto crecía zigzagueante.
El loro saltó de mi hombro
a la ciudad. Nombraba
a no olvidar .
La lluvia caía
oblicua
mojaba de la cabeza a los pies,
tanto,
la pelota se desinfló. Lalevanté/
lalevantaste/lalevantaron.
(Al mal tiempo….)
Queda todo por hacer te digo
me decís
dice te decimos.

Susana Szwarc
Publicado en la revista LaMásMédula

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