En una habitación,
repleta de muebles empolvados,
se rompe un silencio,
que pareciera duró mil años.
Curioso alfabeto,
el de los hoy en día infrahumanos,
raro jeroglífico,
compuesto de huesos descarnados.
Un esqueleto yace
chepudo, la pluma aún en la mano,
cual si se empeñase
en completar algún garabato.
¿Pretende tal vez
describirle con el gesto al hado,
que después del trance
el pretende continuar amando?
OROMI NAVI
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