viernes, 2 de diciembre de 2016

JAMES MARSDEN COMO EL PAN Y EL VINO


A Ricardo, a su memoria.

Tú me mueves,
tú me levantas,
tú me vuelves ingrávido a las hierbas,
tú me devuelves dinastías antiguas,
- realezas dormidas -,
tú, James Marsden,
surgido de las áureas regiones
rasgas mi corazón
y lo abres a los espacios
cósmicos de los antiguos
mitos, a los cetros de
diamantes y el oro del Paytity,
tú, hermoso como el sol
de Chichén Itzá,
- eternamente joven
como el sonido del agua
sobre la piedra...

tú, ojo del omnisciente,
centro del Universo,
pones alas a mi corazón
sexo al habla de mi boca,
y miel a mi frente.

Deste modo el mundo ya no es solo mundo
sino diamante de infinitos caras
y un solo centro,
y tú el centro sin centro
de la cósmica fuerza
que ahora mismo hace girar
mis manos en torno de tu nombre,
y me devuelves al sagrado fuego
de la libertad que me hace verdadero
y de la verdad que me hace libre
para el ser y la desposesión de todo,
entre los brazos del amado.

James, perfecto, adorado
como el Edén perdido,
laberintos de Dédalus,
tu cuerpo – templo para mil sacrificios -
en aras de la aurora está a la mano
ahora como la recobrada vid
en sangre, semen , vino,
y este recuperado sentido de la tierra.

Del libro En carne viva de  Oscar Portela -Argentina-
Publicado en Editorial Alebrijes

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