lunes, 5 de diciembre de 2016

EN AQUIESCÉNCIA RADIANTE


Hay una luz encendida que se mece, que se mece
y que a intervalos florece en los cuerpos y en las mentes.
Mas carentes de atención, vivimos sin darnos cuenta
que cada día se inventa para habitarnos, tal vez.

La fuerza de una palabra que sin sonido hoy exclama
viene de una tierna Rama del Árbol del paraíso.
Se entremezcla con el alma y su resplandor derrama
para que así compartamos ese fuego inextinguible.

En aquiescencia radiante, carente de los prejuicios
que en condición del humano son rarezas terrenales,
vierte igual en arenales que en corazones despiertos,
en ricos y en pobres hiertos de hasta lo más necesario.

Su canto, en el interior de nuestra mente cautiva,
es esperanza que vibra en eterna profusión,
verso de amor, intención del Ave de los misterios
impresa en asuntos serios sin trazas de rebelión.

Carmen Elvira Azparren Caballero

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