Los altos muros inmateriales, las grandes distancias que difuminan las tragedias, los documentales que se pierden en un mar publicitario, el viento que arrastra noticias de tragedias que siempre suceden en otro lugar, no sirven ni dicen dónde está la verdad. Detrás de los muros, en las distancias que se acortan, donde no llegan las televisiones, el viento arrastra un intenso olor a muerte que no se puede olvidar.
FRANCISCO J. SEGOVIA RAMOS -Granada-
Publicado en el periódico irreverentes
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