domingo, 9 de octubre de 2016

ESPECTÁCULO DE MEDIANOCHE


Por la noche, la casa,
circula el fantasma.
Los habitantes,
sentados en cómodas poltronas invisibles
lo miran divertidos cargar de un lado a otro
un desgastado osito y una copa de leche,
atrapado
en el entre mundos del aquí y el ahora,
tropezando
contra el mobiliario de los recuerdos,
jirimiqueando
frente a fotografías enmarcadas de ausencias.

Por la casa, la música,
circula el fantasma.
Los habitantes
lánguidamente recostados contra el techo
le contemplan
los talones flacos de mercurio varado,
incapaces de sobrevolar alfombras;
lo perciben a medias
noctámbulo sonámbulo sentarse al teclado,
recrear de memoria durezas y orificios,
oficiar ditirambos, cópulas, rugidos;
con fluidos goteando de dedos medio ciegos,
escribir los arpegios del silencio absoluto.

Por la música, el tiempo,
circula el fantasma.
Los otros
vagamente recuerdan que un día los quiso.
Localizados fuera de relojes y calles
ya ni atención le prestan.
Desde sus recámaras de metal o plástico,
permiten que lo inunde
una súbita diástole de piano y de sangre.

El fantasma hemorragia, en su torre abolido,
hacia el charco de leche donde la sombra flota.
Se disuelve el fantasma en un orgasmo aullido.
Ruedan espectadores bajo las aguas rotas.
El fantasma se encoge abriéndose al abismo.
Se cierran las cortinas sobre el sueño fantoche.
El fantasma se extiende licántropo espejismo.
Se acaba el espectáculo de medianoche.

Del libro El jubilado de Alfredo Villanueva Collado -Estados Unidos-
Publicado en Editorial Alebrijes

No hay comentarios:

Publicar un comentario