1
Entre pinos y mariscos
cantaba el árbol del mango,
en versos que le dan rango
de pilastras y obeliscos.
¿Varó su cuerpo en los riscos
de alguna costa perdida
o aquella carne fue roída
por un pez entre las olas?
Sufrió las lunas a solas
y eso selló su partida.
2
Ironía vil de un destino
que enfrenta sin paz el hombre:
hondo sumerge su nombre
en el denso remolino.
Y un mundo que es masculino
desde la palabra al hecho
apenas propone un lecho
en el agua a los suicidas
sin sexo ni salvavidas
que estrujar contra su pecho.
3
Acometió un poema épico
donde encarnara la América
mística, and hemisférica,
sobre aquel The bridge acético.
Viajaba desde lo estético
hacia amores hibernados:
Voyages bien trasvasados
en secuencias de este tiempo.
The mango tree que a destiempo
lanzó a los acantilados.
ALBERTO EDEL MORALES -Cuba-
Publicado en Gaceta Virtual 117
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