¡Ah, cuánto nombre de grandeza vana
que se creyó inmortal, desvanecido,
al extinguir el último tañido
con que anuncia la muerte la campana!
¡Cuánto magnate de hoy, polvo mañana
que barrerá la mano del olvido,
como barre el Simoun embravecido
la huella de perdida caravana!
¿Qué gloria, qué poder que no sucumba?
Cuanto más alto el muro, menos fuerte
y con mayor estruendo se derrumba.
Todo al fin, en cenizas se convierte
y a todos deja iguales en la tumba
el nivel del olvido y de la muerte.
JOSÉ VELARDE -Conil (Cádiz) 1848 - Madrid. 1892
Enlace a la biblioteca virtual Miguel de Cervantes sonetos del siglo XIX editados por Ramón García Gonzalez
Publicado en el blog josevelardeyusti
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