Intento recuperar tus señales,
su ardor, su acometida.
Sólo barcos extraviados
en medio de témpanos.
Saurios espléndidos
yacentes en lodazales.
Dulzainas de Caral
bajo areniscas.
Gárgolas, santos de bulto,
de las catedrales desertan en llamas.
Arrodillados, en Arauco
sucumben los canelos.
Una casa se derrumba,
un niño mira tras los vidrios
con la angustia de tus ojos,
cisuras escritas sobre el hielo.
Ateridas se trizan las palabras.
Del libro El reino fugaz de Wilma Borchers Carrasco -Chile-
Publicado en La Biblioteca
No hay comentarios:
Publicar un comentario