martes, 31 de mayo de 2016

PERSONAL DE SERVICIO


Me lamento de todo. De mandarte una nota que te guste una vez a la semana. De andar con un mochito de velorio incendiando los baúles donde tú te recuerdas adentro, dos, plenamente cordial. Observo poco, poco. Pero esto es el silencio o quien denigra, conmigo, la altitud de asunción del ejercicio como un manoseo lelo de las teclas, maniobra, quien le evacúa cuchillo, los dientes, el manicomio, un trillo por tanto recorrernos con el mismo zapato. Allí, los peces.
Me lamento honorario de haber plantado en ti un curujey líquido, la imposibilidad de atravesarnos porque resultaría un mendrugo de mar: allí, la indiada.
Ahora la luna ha venido a plantarse como un raíl en medio de estos días navideños a prolongar el alza, carnada, vamos. Házteme conexo. Devuélveme una nota que te guste una vez a la semana. Haz un estrago. Rema, sé un barco lejos que se planta a la vista, cuanto menos; yo me acerco triunfante, ensombrerado, con unos dientes colgados al cuello como una medallita de resguardo.
Haz pronto. Celo ahora. Ahora eres un bobo que anota las palabras ligeras de otros tantos como si fueran mías.

Jank Curbelo (Cuba)
Publicado en la revista Aldaba 30

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