En ese barco alado
con cientos de manos
en sus remos
todos ellos se adentraban
surcando los mares
llenos de peligros.
Con su cabeza de dragón
al frente como vigía
la primera que avistaba tierra
cuando a parajes
lejanos navegaban
con rumbo incierto.
Con sus corazas, sus lanzas
y sus espadas
de acero lustrosas
aquellos raros personajes
con sus trenzas rubias
y sus barbas largas
a tierras sin nombre
traspasando el horizonte
hasta perderse en él
con su barco de madera
se sumergían en su
misteriosa aventura
flotando en el océano
para llegar más allá
del horizonte.
Aquellos bárbaros
intrépidos cazadores
que en su barbarie
conquistaban los confines
más remotos
que nunca se imaginaban.
Y remando y luchando
perduraron en la historia
esos vikingos
de piel rosada
de costumbres grotescas
y de grandes hazañas.
Ese continente ártico
que no sabía de fríos
ni de hielos ni de nada
cuando estos avesados
aventureros
sus aguas surcaban.
Entre marejadas hostiles
donde Odín su Dios
todopoderoso, los guiaba.
Diana Chedel -Argentina-
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