Como el mar a sus arenas,
como el cielo a sus estrellas,
como al vasto firmamento,
como al aire de los vientos,
así te amé, Señora, en su momento.
Hoy que abatido en mi silencio,
tu recuerdo me quema y me devora,
¿Qué pasó, con tu hechizo, mi Señora?
¿Dónde estás, ahora que te pienso?
quebranta por favor yo te lo pido,
mi silencio, que es cruel pena y es tormento.
¿Qué, es lo que queda?, de ese amor
¿Qué es, lo que queda?...
Me despojo del rencor y bien quisiera,
detener el tiempo, y si pudiera nacer,
de nuevo te amaría… como ayer,
y a Dios, daría las primicias de tu amor,
si de tu amor, de tu amor, en primavera.
DARWIN I. FLORES VARELA
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