viernes, 3 de mayo de 2013

TANTO



Engordó tanto que
desapareció.

Gritó tanto que nadie le
escuchó.

Saltó tanto que se
evaporó.

Amó tanto que se
volvió invisible.

Golpeó tanto que
dejó de doler.

Odió tanto que se
desintegró.

Sufrió tanto que la gente
la ignoró.

Se creció tanto que el mundo
la engulló.

Adelgazó tanto que se
hinchó.

Enmudeció tanto que
de su cuerpo salieron ojos de pez y bocas rugiendo contra el mundo y la pena.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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