Estrecha, increíblemente estrecha,
impresionante trabajo de ingeniería.
Espectaculármente peligrosa,
de pavimento irregular,
a un lado la rocosa montaña,
al otro un profundo precipicio.
Estrecha, tan estrecha,
que apenas si caben dos coches.
Estrecha, con curvas muy cerradas
que hay que coger con pericia
si no te quieres despeñar
y además en algunos tramos
encuentras tráfico de camiones
que casi se tocan al cruzarse.
La muerte está en cada curva agazapada
esperando el error que origine la catástrofe.
Conducir en esta carretera boliviana
requiere una pericia mayor
que la de los grandes pilotos
de fórmula uno.
A mi no me gustaría conducir
en la carretera de Stremnaya
porque los nervios los tendría
a flor de piel y perdería
los reflejos y seguro,
seguro, al vacío caería.
Del libro inédito Viajando por internet de JOSÉ LUIS RUBIO
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Hace 15 horas
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