Ellos, ahí, hablando de amor,
de planes, de promesas, de sueños
por cumplir. Tan enamorados
como el primer día. Éxtasis
en sus miradas de ángeles
que ansían amar, gozar,
huir al mundo de los sentidos.
En sus ojos hay destellos
de mares tormentosos que gimen,
de vientos que soplan corazón abajo,
de océanos azules como sus ojos azules,
azulados. Y siguen amándose
como el primer día, sin heridas
ni límites al amor. Se desprende
de sus miradas transparentes, híbridas,
diáfanas como el cristal de la belleza,
puras como sus almas de fuego.
Están ahí, ellos, sentados, mirándose
y dejando que brote un dulce beso
de sus labios agrietados, cansados
de besar. Se les ve apasionados,
sin síntomas de agotamiento,
sin atisbo de melancolía en sus gestos.
Ellos.
¡Cuánto daría yo
por robarles sólo un segundo,
por sentir la poesía que brota de su universo
pura, sensual, gozosa, carnal.
Cuánto daría yo por ser como ellos,
ellos,
y no esta triste figura solitaria,
perdida y hueca,
sin alma,
que se seca
sin besos!
Antonio González. España
No hay comentarios:
Publicar un comentario