Los elefantes atravesarán la mañana
luz de zoo en sus pasos vacíos
rastros de la falsa pagoda
y del bautismo urbano que les dio un nombre propio
Ahora sólo monstruos de gibas infladas por la ira
arrasando de este a oeste
muebles libros ropa fotos y paredes
En tus ojos, algo impensado:
un río violáceo y cuajado por lágrimas de jacarandá
donde la vieja profecía vuelve a decirte:
“Lo que la humillación teje en silencio
acabará un día con tu aldea”
Al resplandor de esa mañana cualquiera
tu discurso de civilidad se encogerá
hasta tener la justa medida de una sola palabra:
Elefante.
ALEJANDRA CORREA
Publicado en el blog antesdequeanochezca
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