jueves, 2 de mayo de 2013

EL CONDOTIERO


George Perec declaró que El Condotiero fue la primera novela que consiguió escribir. Medio siglo después de su redacción –entre 1957 y 1960– y treinta años más tarde tras la muerte del escritor, el 3 de marzo de 1982, se descubre esta obra de juventud de la que se había perdido el rastro, pero que ha sido milagrosamente recuperada. El dominante protagonista y héroe de esta joven novela Gaspard Winckler se ha dedicado durante meses a pintar un Condotiero falso por encargo, una copia perfecta que no tiene nada que envidiar al expuesto en el Louvre que pintara Antonello da Messina en 1475. Pero Gaspard, príncipe de los falsificadores, no es más que el simple ejecutor, un falsario bien establecido en su propia identidad, que ha realizado  las técnicas  exigentes el oficio hasta convertirse en un “príncipe de la falsificación” de los mucho que se conocen en la historia de la pintura, y que llevan consigo la frustración interna de su verdadera personalidad como pintor a las órdenes de Anatole Madera.
A Anatole Madera su  socio capitalista decide fríamente  asesinarlo en la primera página de la historia:”Madera pesaba. Lo agarré por los sobacos, bajé de espaldas las escaleras que conducían al laboratorio. Sus pies saltaban de un escalón a otro, esos rebotes irregulares, que seguían  el ritmo desigual de mi descenso, resonaban secamente bajo la bóveda estrecha”. El estilo en que están narradas las siete páginas de este primer capítulo de la historia es de una envolvente tensión, no en lo que significan sino en ese monólogo que mantiene durante el trasladó de cadáver, la muestra más  seductiva para adentrarse en el mundo literario de la obra, con la certeza de confirmar la valía literaria del Perec futuro, que el deslumbrador novelista había iniciado  su andadura por un acertado camino.
Claude Burgelin prologuista del la novela señala que: “El Condotiero es el relato de una liberación. Es también el relato de una venganza, como en La vida instrucciones de uso (Una de sus más sólidas novela de su obra)” Estamos ante la decisión meditada e interesada del capitalista que lo utiliza y  explota. Y es que Gaspard Wnckler, el héroe de la historia,  se ha dedicado  durante meses  a pintar ese Condotiero falso, lograr una copia, sobre la que se ha volcado poniendo  todo su yo creativo aunque sin alcanzar poder esa deseada perfección que nada tenga que envidiar  a la pintura original expuesta en el Louvre que pintara  Antonello de Messina en 1475. Pero él bien sabe que es un simple ejecutor a las ordenas de un comerciante. Que lo único que no se aprende es la fantasía creadora
Copiar es la herencia de aquello que se le exige asumir al artista un modelo para la propia obra que se desea crear. Batalla interna de penetración en los interiores de la creatividad- Aquí la lucha que sostiene este personaje de Perec, uno de  los propios actores que se repetirá en su obra de madurez. La apuesta imperativa que “Por fin el organizador de ti mismo y del mundo, en una asunción irrefutable, en un mismo movimiento hacia la unidad” Una ficción convertida en novela policiaca entre luces y oscuridad, pero con fondo inquietante de  lucha interna por la identidad creativa de su escritura, que “nos conduce  a una idea de la literatura que a veces olvidamos, y es que la obra de Georges Perec, como la  de Jorge Luis Borges, se ocupa de recordarnos : que la grandeza no surge  necesariamente de la originalidad, que la cuestión de la imitación  está en el corazón de toda creación”

FRANCISCO VELEZ NIETO
Publicado en el diario independiente Luz de Levante

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