lunes, 14 de enero de 2013

SONRISA

La sonrisa de un niño,
cuando me mira
con sus ojos vírgenes,
alegra, por un momento,
que quisiera fuese eterno,
mi indignado pensamiento.

Sin embargo, esa sonrisa
se la llevará el viento
y tendré que conformarme
con las sonrisas hipócritas
de quienes sin saber
quieren dar soluciones.

La sonrisa de un niño
me alegra el alma
en estos momentos
en que todo está mal.

Ellos nada saben
ni de crisis ni de recortes
porque todavía
no han adquirido
conciencia de en que mundo
han venido a vivir.

Serán algunos años,
los que al menos sus sonrisas,
animarán a sus padres
y a todos aquellos
que se detengan a observarlos.

JOSÉ LUIS RUBIO

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