jueves, 17 de enero de 2013

RECONCILIACIÓN


Desaire del alma, aliento de este crudo infierno
en que yo tropiezo por decenas cada vez
que te presiento y que no consiento tu altivez.
Muere la calma y con ella muere mi gobierno.

Quiero siempre para nos el llameante invierno
en que sobre, dios mediante, verbo y altivez,
cobijando versos de silencio en lucidez
bajo el manto caballero de este abrazo tierno.

Cedamos al olvido entendidos y omisiones,
y condenemos bajo llave a estos cajones
rebosantes de perversos giros y motivos.

Y vivamos solamente por las fechas venideras,
caminando por la senda de un desierto sin fronteras,
haciendo de las noches cada una cien festivos
como cien serán los días de las nuestras primaveras.

Gustavo González -Valladolid-

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