martes, 8 de enero de 2013

RAPSODIA DEL BLANCO SILENCIO


(en dos actos)

I

La intimidad se siente dilatada
por la imprudencia de unos fondos
–ENNEGRECIDOS–
haciendo girar la Soledad
sobre vinos olorosos

Y los capiteles acusatorios
desdoblan sus transparencias
abriendo las cañadas
a los cuchillos del abismo

Las campanas han perdido. En los mayorazgos
sus anillos nupciales rezuman brunos estandartes

Hay tantas fosilizaciones
que es imposible
ver los blasones
de aquellos limos
donde titilaba el oro
AUSCULTANTE
del sentir capitalicio

Y todo galopa
hacia un tránsito
cifrado
con guirnaldas virginales
que son soporte y evidencia
DE UNAS TORRES SIN VELETA

II

En las explanadas de los relojes
emergen migraciones
trenzando las siringas aluviales
de los aceites prisioneros
que jamás dejaron de penetrar
EN EL ADVIENTO
de los aceites prisioneros

Las duermevelas vuelan
de cruz en cruz
en busca
del descenso
capitular
como si fuesen una bandada
DE GAVIOTAS
en flor

La neblina es tan espesa
que no deja a los espejos
PREGONAR EL EVANGELIO

Y todos los orígenes
parecen inmolarse
bajo un desorden
inescrutable

Con la noche huyendo
A SU OTRA EDAD
conllevando los tributos constelados
bajo el crisol de la adivinación

Luis Ángel Marín Ibáñez -Zaragoza-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 55

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